Edificio con mucha historia en el corazón del Empordà
Pasas la portada, entras en la finca y cuando pones el pie dentro te trasladas a otro espacio que no tiene nada que ver con el espacio del que vienes. Te trasladas a otro tiempo que tampoco tiene que ver con el que vives.
Entrar es aislarte un poco de todo. Dejarte seducir. Sentarse, respirar hondo y con los ojos cerrados imaginar lo que quieres! Donde, cómo, cuándo y con quien quieras!